Miguel tiene 27 años, comparte piso con un amigo que conoció en la universidad. Actualmente, se encuentra desempleado. Solía tener un alto puesto en una tienda de una multinacional dedicada a moda deportiva.
Hace un año, Miguel salió de fiesta con su grupo de amigos. Salió solo para fumar y se dirigió a un callejón porque había cola en la entrada y no quería molestar con el humo. Fue entonces cuando le atracaron y le amenazaron con un cuchillo. Le dieron golpes en la cara y le hirieron con el arma, pero ésta fue superficial. Cuando le atendieron, Miguel estaba sufriendo un ataque de ansiedad. Cuando fue a denunciarlo, estaba tan nervioso y preocupado que era incapaz de describir cómo era la persona que le había atracado, a pesar de ser consciente de que le había visto a la perfección.
Durante estos meses, Miguel ha dejado de salir de noche. Tampoco soporta estar en grupos grandes en restaurantes o cualquier lugar que no sea privado. Se pone muy nervioso, solo piensa en la posibilidad de ser atracado, se siente muy inseguro en la calle y solo quiere volver a casa. Hace casi 3 meses que no sale de noche, desde que dejó el empleo en el que estaba. Lo abandonó porque allí le ocurría lo mismo que en la calle, había perdido la capacidad de atender a los clientes y había ocasiones en las que se había puesto tan nervioso, que había vomitado. Está teniendo muchos problemas para dormir, y lleva desde entonces deprimido.
Empezamos hablando de la ansiedad para comprender qué cambios provoca en nuestro cuerpo y cuáles son las mejores formas de enfrentarla. Desde ahí, hablamos del estrés postraumático y analizamos cuáles son sus síntomas y las situaciones en las que éstos se activan.
Desde ahí, creamos algunas estrategias de afrontamiento que fuesen adaptativas para Miguel, exponiéndose poco a poco a algunas situaciones que le creaban tanta inseguridad.
Para combatir el cansancio por no dormir, el insomnio en sí y las pesadillas, le animamos a hacer algo de deporte. Como el gimnasio no era una opción y hacer deporte en la calle todavía le daba mucho reparo, comenzó a hacer ejercicio en casa. Aunque al principio le costó dormir aún, poco a poco fue haciendo que mejorara su ánimo y logró obtener una rutina más saludable de descanso.
Debatimos sobre el concepto de sí mismo, de los demás y del mundo. Sus ideas tan inseguras sobre su alrededor estaban frenándole mucho, y necesitaba comprender que salir a la calle no era exponerse a un riesgo continuamente. Además, fue mejorando su vida social poco a poco, quedando con amigos primero en su casa, y luego cerca de ella. Al principio fue solo con uno, y poco a poco se fue abriendo a más. También trabajamos la comunicación asertiva, para ser capaz de volver a expresar sus emociones, tanto las negativas como las positivas.