Ismael tiene 41 años y vive con su mujer. Es empresario y hace 3 meses que ha perdido a su madre. La consulta la pide su mujer por él. Aun así, Ismael accede voluntariamente a la terapia.
Nos cuenta que hace poco tiempo que ha fallecido su madre, a causa de un paro cardíaco. Era mayor y tenía problemas de corazón desde hacía varios años, no era la primera vez que tenía un ataque al corazón.
Ismael se ha sentido perdido desde entonces. Mantenía una relación muy estrecha con su madre, él la cuidaba porque estaba sola. Solía ir casi todas las tardes, de lunes a jueves, a verla y a revisar su medicación. La semana que murió su madre, estuvo dos días seguidos sin ir a verla a causa del trabajo, pero la primera tarde la llamó por teléfono.
Cuando ocurrió, Ismael tuvo un ataque de ansiedad que pudo sobrellevar gracias a la presencia de su mujer. Al volver del hospital, con la noticia de que su madre había fallecido, volvió a sentirse muy mal y a sentir que le faltaba el aire. Los siguientes días estuvo muy decaído, empezó a sentirse muy culpable y, posteriormente, enfadado. Su humor había cambiado, se sentía responsable de la muerte de su madre por no haber estado presente esos días, por culpa del trabajo. Estuvo a punto de cerrar la empresa de forma repentina, pero su mujer trató de tranquilizarlo. Después de eso, ha tenido insomnio, se siente muy cansado, tiene ganas de llorar varias veces al día y está muy nervioso. Lleva dos semanas que se pone malo con mucha facilidad.
Lo primero que necesitábamos era explicarle cuál es el proceso del duelo, y normalizar todo lo que estaba sintiendo. Trabajamos con ese sentimiento tan grande de culpa, pues era lo que más estaba aturdiendo su día a día. Desde esa perspectiva, intentamos darle una explicación a cada uno de los sentimientos que le estaban desbordando desde la muerte de su madre.
Hablamos sobre estrategias de afrontamiento y descubrimos que Ismael no había sido capaz de ir al funeral de su madre ni de despedirse de ella, debido a la culpa. Una vez fuimos capaces de rebajar ese sentimiento, le ayudamos a elaborar un discurso de despedida de su madre en forma de carta. Esto ayudó a que pudiese conectar con otras emociones distintas de la culpa y se sintiese desbloqueado.
Le ayudamos a crear rutinas más saludables como la alimentación, pues estaba alimentándose mal y poco, y el deporte, pues no realizaba ninguna actividad física en aquel momento.
A lo largo de las sesiones le acompañamos en la expresión de sus emociones y a que pudiese hablar más de su madre, lo que le fue ayudando a hacer una aceptación de su muerte que, aunque siguió siendo dolorosa, no impidió que Ismael pudiese seguir haciendo su vida.